A CASUAL WALK TO EXTINCTION
Symphony Orchestra
2.2.3.2 – 4.3.3 – perc (1) - harp- – strings (12 min.)
Premiered November 11th., 2023
The Rady Shell at Jacobs Park, San Diego, CA (USA)
San Diego Symphony & Rafael Payare, conductor
Notes by the composer:
Based on the climate emergency that we face, or rather our attitude towards it, the score has as the subtitle the phrase “The curious case of the missing urgency when humanity encountered the greatest challenge to its existence.”
The piece is a slow, relaxed march that, despite having some moments of dramatic tension, maintains as a whole, a carefree, nonchalant air that contrasts with the imminence of the environmental challenge.
Underneath its apparent lightness there is an ominous atmosphere in the music, an underlying fatalism, as if the end of days were to happen smoothly and without much fuss, or as the poem says, not with a bang but a whimper. In this case the whimper being in the form of a more catastrophic nature, like raging fires, record breaking floods, extreme temperatures, etc.
Even though the initial idea came from this specific challenge, I wrote the piece from a broader approach, to reflect on our response, as humans, on a more general sense. In that case, the piece is a slow march towards a certain outcome, the only uncertainty being the voyage itself, and how pleasant, unpleasant, long or short it will be. It is possible that our casual attitude is part of our own survival mechanism to not let our knowledge of the inevitable or a sense of doom make us excessively worried with despair and ruin the possibility of enjoying the trip, at least parts of it, like the music.
This piece is part of the CD “Symphonic genesis”
Program notes from the booklet by Carmen Noheda (in Spanish):
Sensible a ciertas imposibilidades, siempre en suspenso, Juan J. Colomer alimenta nuestra interrogación sobre lo expresado en el subtítulo de A casual walk to Extinction (Un paseo despreocupado hacia la extinción, 2023): “El curioso caso de la urgencia desaparecida cuando la humanidad se encontró con el mayor reto de su existencia”. Es este “paseo despreocupado hacia la extinción” una llamada a la incertidumbre ante la emergencia climática. Nuestro desmesurado éxito como especie nos sitúa, sin saberlo, en una nueva era geológica capaz de activar un efecto dominó devastador: grado y medio más de calentamiento, aridez en expansión, fenómenos meteorológicos extremos, océanos con exceso de acidez -y plásticos-, especies amenazadas, un nivel del mar que se eleva por milímetros, o cinco semanas más de verano a este lado del globo.
El inmovilismo alrededor agita el armagedón climático y ahí es donde Colomer afronta críticamente una pasividad de escala planetaria. Con inquietante inercia, la amenaza existencial ocupa esta marcha lenta y relajada que nos arrastra: “pese a algunos episodios de mayor dramatismo, mantiene en su conjunto un aire despreocupado que contrasta con la inminencia del reto medioambiental”. Acaso sea un ataque preventivo, pero Juan J. Colomer se adviene a la impresión del observador ante una suerte de táctica de tierra quemada. Por eso apunta a la “aparente ligereza” para rodearla de un “ambiente ominoso, un fatalismo subyacente, como si el fin de los días fuera a suceder de forma suave”. Sin grandes aspavientos, esta travesía imposible desdramatiza la evidencia del fracaso “como si la habitabilidad del planeta fuera algo secundario por lo que preocuparse en los ratos libres, sin necesidad de cambiar nuestros hábitos ni desestabilizar a los mercados”. Signos de degradación que alternan con fastuosas cumbres, días que aparentemente cambiaron todo y no cambiaron nada.
En mitad del colapso, afloran estrategias insuficientes para la supervivencia. Poco importa la aspereza del recorrido, entre la partida y la llegada, la fisura blanca de la flauta o el arpa nos anuncia la única aventura posible: “nuestra incapacidad para dejar de lado los intereses inmediatos en bien de unas metas comunes más ambiciosas y necesarias para poder, al menos, paliar algunas de las consecuencias tan devastadoras que ya estamos empezando a padecer”.